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Y cómo no sonreír
si al mirarla se ilumina la habitación,
si su olor recuerda a casa,
si su piel es suave y cálida...
si sus manos, de repente, encajan.

Si su pelo invita a perderse.

Si es locura hecha persona, 
persona hecha poesía 
y poesía hecha mujer.

Cómo no sonreír y temblar al pensar que esto era lo que parecía que no iba a volver,
lo que creías olvidado.

Si el corazón late al doble de ritmo hay que hacer caso y...
no dejar de sonreír.